Cuando arrancó el censo en agosto pasado para determinar las hectáreas de palma aceitera afectadas por la pudrición del cogollo, llamado también PC, las estimaciones en la parroquia Viche, ubicada a 30 minutos del cantón Quinindé, referían que 4.000 hectáreas habían sido atacadas con esa enfermedad.
Los resultados del censo, sin embargo, comenzaron a revelar que el daño es mayor. La PC es un mal que genera la pudrición de la parte central de la palma, el amarillamiento y secamiento de las hojas.
Solo en Viche se detectó la presencia de la enfermedad en más de 8.000 hectáreas que pertenecen a 200 productores, es decir, el doble de los cálculos antes del censo. Aquello significa que casi el 60 % de las hectáreas de esa población están dañadas.
Con ello, en esta parroquia esmeraldeña, donde predominan los cultivos de palma, han quedado apenas 4.000 hectáreas productivas.
Fernando Mero, presidente del Gobierno parroquial de Viche, expresa que la situación está impactando en las fuentes de empleo. “Ya hay zonas donde el empleador ha dicho al trabajador que no hay fuentes de trabajo, porque las plantas dejan de producir porque se están muriendo”.
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